lunes, 2 de julio de 2012

Sensualidad ranchera



Amanecí otra vez
entre tus brazos
y desperté llorando
de alegría
me cobijé la cara
con tus manos,
para seguirte amando todavía.
Te despertaste tú,
casi dormida,
y me querías decir
no sé qué cosas
pero callé tu boca
con mis besos,
y asi pasaron muchas,
muchas horas.

Cuando llegó la noche, aparecio la luna,
y entró por la ventana
qué cosa más bonita cuando la luz del cielo,
iluminó tu cara.

Yo me volví a meter
entre tus brazos,
tú me querías decir
no sé qué cosas,
pero callé tu boca
con mis besos
y así pasaron muchas,
muchas horas...

Los rayos del sol iluminan la habitación; ha sido una noche de pasión; amanece y la alegría se desborda porque ya no es un sueño. El cuerpo del otro  -los brazos, las manos- como sábana que cubre. Despertar al lado del ser amado, y empezar otra vez -una y otra-, entre sus brazos.

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